Campamentos de Verano 2025
Encuentra el campamento de verano ideal para tu hijo/hija sin morir en el intento.
Si estás buscando cómo encontrar el mejor campamento para este verano de forma fácil y segura, has encontrado el sitio perfecto. Encontrarás la Guía Definitiva para resolver todas tus dudas acerca de los campamentos de verano.
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Guía Definitiva para elegir el mejor campamento de verano
A la hora de tomar la decisión de apuntar a nuestros hijos a un campamento de verano, especialmente si es la primera vez, nos asaltan muchas dudas y preguntas que necesitamos responder.
Existe una gran cantidad de alternativas, modalidades y lugares donde llevarles, pero no sabemos si están en la edad adecuada, si les va a gustar, o si el campamento donde les queremos apuntar nos ofrece las garantías adecuadas.
A continuación te ofrecemos la Guía Definitiva de las cuestiones que tenemos que plantearnos para que la primera experiencia resulte un éxito a repetir.
¿Debería apuntar a mi hijo a un Campamento?
La primera vez que estamos pensando en llevar a nuestro hijo a un campamento de verano, al igual que en otras muchas cosas (guardería, colegio, salir de casa, etc.) nos aparecen muchas dudas.
¿Se encontrará bien? ¿Hará amigos? ¿Estará preparado?
Es algo normal que debemos aprender a controlar para no transmitir esa inseguridad y generar más incertidumbre de la que conlleva.
A continuación te explicamos detenidamente las dudas más habituales paar estar seguro sobre si apuntarle o no.
Principales ventajas y beneficios para padres e hijos de los campamentos de verano
¿Porqué es tan beneficioso para los niños y adolescentes participar en un campamento?
¿Tiene además ventajas para los padres enviar a nuestros hijos a un campamento?
Por supuesto. A continuación te explicamos detalladamente cuales son estas razones que te ayudarán a decidirte.
¿Cuál es la edad adecuada para un campamento de verano?
En realidad no hay una edad «recomendada» que pueda ser aplicable a todos los niños. La edad más habitual para empezar a ir a un campamento suele ser los 8-9 años. Sin embargo, esta edad depende en gran medida de la madurez del niño o niña.
No debemos caer en el error muy habitual en nuestra sociedad actual de tender a un exceso de proteccionismo.
Como norma general se recomienda cuanto antes mejor, pues así irán desarrollando antes sus capacidades, autonomía y habilidades relacionales. Normalmente sabemos cuándo nuestro hijo está preparado para salir de casa, y resulta más fácil hacerlo de forma escalonada y paulatina.
En muchas ocasiones, el primer campamento es la primera vez que tu hijo/a duerme fuera de casa y suele ser difícil para el menor esta nueva situación.
Las empresas organizadoras con más experiencia conocen esa situación y disponen de actividades para que los menores se integren lo más rapidamente posible en la dinámica del campamento, conocer a otros niños y disfrutar al máximo la experiencia.
Niños de 4 a 5 años
Para los campamentos urbanos o, mejor dicho, colonias urbanas se puede ir desde temprana edad (4-5 años) puesto que es como ir al colegio, solo que haciendo otro tipo de actividades y deportes.
Niños de 5 a 7 años
Para el primer campamento (5-8 años), recomendamos los campamentos urbanos, también llamados campamentos de día, ya que utilizan el mismo horario escolar, en el que el menor ya está familiarizado y pernoctan en su casa.
Niños de 8 a 14 años
Para el segundo campamento de niños (8 a 14 años), recomendamos los campamentos residenciales, donde los niños conviven con otros niños las 24 horas, se duerme fuera de casa y la experiencia es más enriquecedora.
Estos campamentos son ideales para aprender idiomas, actividades de multiaventura, de baile, de cocina, de surf, militares y una largo etcétera.
Adolescentes de 13 a 18 años
Para el tercer campamento (13 a 18 años), recomendamos los campamentos en el extranjero donde aprenderán y perfeccionaran el idioma en el país de destino en una experiencia internacional.
Estos campamentos habitualmente ofrecen cursos de idiomas, baile, teatro, artes escénicas en un entorno inmersivo, donde aprenderán a moverse por la ciudad, ser más autónomos, mejorar notablemente un idioma y crecer como persona, viviendo una experiencia única multicultural.
Los 3 tips más importantes antes de apuntarle a un campamento
Sigue tu instinto
Como padres es importante seguir el instinto que nos dice si nuestro hijo está o no preparado para ir a un campamento, esta es la primera señal que se debe seguir para saber si están preparados.
Pregúntale, buscad juntos el campamento
Una muy buena idea para saber la respuesta del niño hacia la idea de irse de campamento es buscar el campamento con él. Para todos los niños es una aventura salir de campamento y seguro que estarán ilusionados con la idea.
Enséñale la web del campamento, las actividades que va a realizar, fotografías que tengan los campamentos realizando las actividades, cómo son las instalaciones… Así observarás la respuesta que tiene tu hijo, y si le entusiasma la idea.
Tenemos que preguntarnos y preguntarle que le gusta, cómo es su perfil (es movido, tímido, vaguete…), la edad que tiene (aunque es más importante la autonomía y grado de madurez), etc. Pregúntale y pídele opinión todo lo que haga falta.
Anímales y confía en ellos
A algunos niños les cuesta lanzarse pues tienen inseguridad y el hecho de dormir fuera de casa les produce miedo, es normal. En estos casos lo mejor es animarles y explicarles que, aunque en un principio puede costar, enseguida se va a encontrar a gusto y va a disfrutar de esta experiencia.
No hay que obligar a los niños sino motivarlos. A veces hay que dar un pequeño empujón y ayudar a dar el primer paso, pero nunca imponerlo.
Recordemos que es una oportunidad de disfrute y crecimiento, y no debe percibirse como una obligación impuesta, como “me empaquetan en tal sitio para que no moleste” o como que «no saben que hacer conmigo”.
Tenemos que animarlos contándoles las aventuras que podrán vivir e intentar transmitirles nuestro apoyo y confianza en ellos y en lo bien que se lo van a pasar ellos solos, este aspecto es importante porque les va a reforzar su autonomía y confianza en sí mismos.
¿Cómo saber si nuestro hijo/hija está preparado para ir a un Campamento?
Otra de las cosas que nos podemos plantear es si nuestro hijo está preparado para pasar 7 ó 15 días fuera de casa.
Puede que nuestros hijos no hayan pasado nunca una noche fuera de casa y no sepamos cómo van a reaccionar.
Una forma de saber si nuestro hijo está preparado para dormir fuera de casa es, por ejemplo, enviarle un fin de semana a casa de algún amigo para ver cómo reacciona, si tiene problemas a la hora de dormir o por el contrario disfruta de la experiencia.
Nosotros creemos sin embargo, que la pregunta correcta debe ser ¿cuanto le va a ayudar la experiencia a prepararle mejor para el día a día de la vida misma?
Es fundamental que tenga un mínimo de autonomía; como por ejemplo que sepa vestirse, ir al baño, comer solo, etc.
En caso de que veamos que nuestro hijo no está preparado para pasar fuera de casa las noches existe la opción, de la que hablaremos más adelante, de los campamentos urbanos, en los que los niños realizan actividades durante el día pero al acabar la tarde vuelven a casa.
¿Mejor sólo o con amigos? ¿Pueden estar juntos?
Normalmente no suele ser relevante. Para la primera vez sí puede facilitar el ir con un amiguito/a pues ya se tiene un contacto de referencia, aunque los niños suelen ser sociables por naturaleza y en el mismo autobús de ida ya hay muchos que han hecho “amistades”.
Indicándolo, normalmente podrán estar en el mismo grupo y habitación, siempre que sus edades sean parejas.
Es habitual también que vayan hermanos/as al mismo campamento y sirve también de refuerzo o apoyo. Lo único que si que debe quedar claro es que cada uno va a funcionar con su grupo de forma independiente.
No es raro que el mayor asuma el papel de cuidador del pequeño o que éste ande detrás del mayor. En cualquiera de los dos casos es contraproducente pues interfiere en el objetivo principal del campamento.
No significa que no puedan verse en los ratos libres un rato, pero se trata de que cada uno viva SU experiencia sin estar pendiente del otro. Ya tienen mucho tiempo en casa para hacerlo y conviene haberlo hablado antes.
Qué debo hacer si mi hijo tiene mucho apego
Para menores con mucho apego a los padres, aconsejamos que para su primer campamento vaya acompañado de algún amigo o familiar (hermano, primo…). De esta forma, el niño se sentirá más seguro y las probabilidades de que eche de menos a sus padres disminuyen.
No es bueno presionar a un niño a que acuda a un campamento ya que el objetivo de que vaya es que disfruten de la experiencia.
Pero también tenemos que tener en cuenta que siempre hay una primera vez para todo y entre estas se encuentra la primera vez que nuestro hijo va a un campamento.
Los mejores campamentos de verano cuentan con monitores titulados que saben perfectamente como tienen que lidiar con este tipo de situaciones.
¿7, 10 días ó 14 días?
Inicialmente la gran mayoría de campamentos de verano tenían una duración de 14-15 días.
En los últimos años han ido apareciendo una gran variedad de formatos y estancias (semanas, decenas, quincenas, tres semanas, etc.).
En nuestra opinión recomendamos la quincena como formato de referencia, si bien la opción de una semana es otra opción muy interesante. En especial si es la primera vez que sale de casa, los niños son pequeños o queremos mirar por nuestro presupuesto.
Menos se quedaría muy corto. Los niños no terminarían de relacionarse y adaptarse del todo hasta el 2º o 3er día. Si la duración es de muy pocos días el periodo óptimo se reduce.
¿Es importante la distancia?
Salvo si el viaje es muy largo y supusiera muchas horas, es una variable menor que no se le debe dar mucha importancia.
Parece que da mayor tranquilidad psicológica si hay menor distancia pero no es muy real. Si
al niño se pone malo le va a pasar igual cerca que lejos y al fin y al cabo el que le va a atender es un médico.
La experiencia nos dice que es un factor que se tiene en cuenta, aunque sea de manera inconsciente. Por otro lado, si se piensa bien, no debería ser tan importante dentro de unos márgenes normales.
¿Cómo funciona el botiquín y la atención sanitaria?
Más importante que la distancia, es conocer los servicios de botiquín y primeros auxilios, cualquier pequeño problema que pudiera surgir, va a ser el equipo de monitores y coordinadores quienes lo van a poder solucionar.
Hay que conocer también si hay asistencia sanitaria y de qué tipo cerca del campamento. Debería tener un ambulatorio a no muchos kilómetros y relativamente cerca un hospital, así como las medidas de seguridad con las que cuenta el campamento.
¿Cómo elegir una organización de confianza?
Es esencial conocer lo mejor posible a la entidad organizadora del campamento o colonia de vacaciones. Existen múltiples asociaciones, colegios, empresas etc. que los organizan.
Cumplir con la normativa vigente
Esta es diferente en cada Comunidad Autónoma pero se requieren una serie de permisos (Medioambiente, Juventud, etc), una serie de titulaciones obligatorias y un número de monitores, coordinadores.
Tienen que tener seguro de Responsabilidad Civil, plan de evacuación, etc.
La experiencia es un grado
De la misma forma que si nos queremos operar del corazón buscamos al cirujano que haya tenido mas operaciones y con mayor porcentaje de éxito, buscaremos aquellas entidades que llevan tiempo realizando campamentos de verano para confiarles a nuestros hijos.
Con el paso de los años se va aprendiendo, mejorando y previendo tanto el funcionamiento como todos aquellos aspectos organizativos que conlleva un campamento, que son muchos y más complejos de los que en principio se presupone.
Buscar referencias
Lo que ha funcionado de toda la bida, el «boca a boca» es una de las mejores referencias personales que podemos encontrar, confiamos en las personas que nos recomiendan algo.
No siempre tendremos a alguien directo que nos recomiende y podemos buscarlas en Internet aunque siempre con mucho escepticismo. Tanto las opiniones favorables como las desfavorables se pueden manipular fácilmente.
Monitores, coordinadores y personal de apoyo.
¿Cuántos monitores y coordinadores titulados hay según el número de niños? ¿Con que otro personal cuenta la organización?
La ley establece, según cada Comunidad, un mínimo de 1 por cada 10 a 13 participantes. Sin embargo, la experiencia nos marca que un buen número es 1 por cada 7/8. De esta forma se permite mayor flexibilidad a la hora de establecer los grupos.
Es bueno preguntar como se selecciona a los monitores, si se les conoce previamente, la experiencia previa etc. así como la del coordinador/es.
¿Cómo son las comidas y el servicio de comedor?
Conviene valorar que tipo de comida se ofrece en el campamento y qué personal se encarga de ello.
No es lo mismo una comida casera que un servicio de catering por ejemplo. El personal de cocina debe tener cualificación, pues en verano con el calor hay que tener un especial cuidado con los alimentos y seguir una serie de precauciones que eviten problemas alimentarios.
Alergias e intolerancias.
Especialmente con aquellos niños/as que tienen algún tipo de intolerancia, alergia o celiaquía, es importante conocer como se organiza tanto la cocina como el comedor.
En estos casos es imprescindible que la organización se preocupe, y que sepa gestionar estos menús y tenga mecanismos de funcionamiento apropiados. Es más, para garantizar que no se cometan errores debería tener algún sistema o protocolo. vigilancia de monitores en el comedor, que la comida se haga aparte sin mezclar utensilios por la contaminación cruzada, cómo se tienen identificados a las personas con algún tipo de menu especial etc.
Contactar con la organización
Conviene contactar directamente con las personas propias de la organización para preguntar todas las dudas que tengamos directamente.
En algunas ocasiones se puede organizar un día de visita a la instalación. Probablemente no se pueda porque las instalaciones se suelen alquilar para el periodo del campamento.
Es conveniente asistir junto con los niños para conocer la instalación, resolver dudas y ganar en confianza y tranquilidad. Además en estos días de «puertas abiertas» suelen estar algunos de los monitores y coordinadores que luego irán al campamento y así se les va conociendo.
Es importante asimismo revisar y leer toda la información del campamento, muchas de las dudas se resuelven en la documentación del campamento, pero surgen nuevas al leerlo y algunas pueden no venir reflejadas. Parece que es obvio pero muchas veces por simple cuestión de tiempo no se leen bien.
Conclusión
En resumen, para elegir el mejor campamento de verano para nuestros hijos tenemos que comprobar todas estas cuestiones y lo más importante, confianza y tranquilidad.
Si el menor, niño o adolescente no quiere ir, o los padres no están tranquilos, es mejor dejarlo para más adelante.
¿Se lo pasará bien? ¿Se integrará?
Los niños en los campamentos hacen multitud de actividades, excursiones, deportes en grupo que muchas veces no se pueden hacer en casa.
Están todo el día activos y realizando cosas divertidas. Algunas le gustarán más y otras le gustarán menos, incluso alguno no le gustará, pero es difícil que se aburra.
Los niños son por naturaleza sociables, y en muchas ocasiones desde el propio autobús ya se han hecho amigos.
¿Y si tiene algún problema?
¡¡Pues habrá que resolverlo!!
De la misma forma que en el colegio, asociación o a cualquier sitio que se vaya, puede haber algún conflicto o problema.
Los monitores y coordinadores responsables tienen suficiente experiencia para solventar estas cuestiones. Si durante el campamento los niños comentan alguna circunstancia conviene ponerla en conocimiento de los responsables.
La mayoría de las veces son pequeñas dificultades con mínima o nula repercusión, puede ser el germen de un conflicto mayor que se puede evitar.
¿Nos echará de menos?
¡Por supuesto! Aunque la experiencia nos demuestra que son los padres los que peor lo pasan, especialmente si no se tiene costumbre de que los niños vayan a pasar tiempo con amigos, familiares, actividades, etc. y se tienen en casa. Parece que «falta algo».
Todos echamos de menos a nuestros seres queridos, los monitores, los coordinadores, etc. pero eso no quita que tengamos que estar siempre juntos y no podamos hacer cosas diferentes a nuestras parejas, padres o hijos.
Según edades, lo normal es que se pueda echar de menos a la hora del tiempo libre o de acostarse. No es raro llorar o soltar alguna lagrimilla al hablar por teléfono porque es el momento en que se acuerdan. El resto del día están haciendo todo tipo de actividades en el campamento.
¿Tendrá miedo por la noche?
Es posible que le cueste dormir al principio. Incluso hay misteriosos dolores de tripa (sobre todo en los más pequeños) que se pasan con una simple agua azucarada o placebo similar.
Siguen siendo los nervios de la primera vez. La primera o segunda noche, es frecuente este tipo de circunstancias.
Después no suele ser habitual pues el cansancio que se produce al estar todo el día haciendo todo tipo de actividades del campamento hace que suelan caer rendidos a su hora de dormir.
En cualquier caso, siempre se deja la luz de los baños encendida o algún piloto/bombilla encendido si es posible.
¿Son seguras las actividades?¿Hay vigilancia?
Siempre puede haber un accidente, incluso sin salir de casa. Ahora bien, las actividades que se realizan deben están supervisadas y vigiladas por un equipo de monitores o especialistas si la actividad lo requiere, y rara vez sucede.
Es más habitual hacerse daño jugando al fútbol, por ejemplo, que por cualquier otra actividad organizada y vigilada.
Del mismo modo, el tiempo libre y el resto de momentos fuera de las actividades organizadas (acostarse, comedor, etc) debe estar supervisado por los monitores para prevenir incidentes.
¿Se les puede ir a visitar?
Todavía quedan algunos campamentos en los que se hace un día de padres y en las que los padres participan y visitan las instalaciones.
Sin embargo, se desaconseja hacerlo, pues rompe la dinámica propia del campamento, además de suponer un fuerte agravio comparativo para aquellos niños a los que no les visiten sus padres y a otros si.
También es frecuente que los niños que estaban divinamente acaben ban llorando al ver a sus padres y les ponían en una situación complicada.
En su lugar se propone un día de “puertas abiertas”, en aquellas instalaciones en que es posible, para poder conocer el lugar antes de empezar.
¿Qué ocurre con las comidas y las alergias alimentarias?
Es importante comprobar que se tiene un sistema de manejo de la alimentación que permita la adaptación de los menús a los participantes.
Se debe controlar tanto el proceso de elaboración (con utensilios diferentes para evitar contaminación cruzada) y también el proceso de reparto de los alimentos para impedir equivocaciones.
Es fundamental tener un sistema que evite errores a la hora de repartir la comida (o de recogerla si es autoservicio) En nuestro caso no se reparte ningún plato hasta que todas las alergias han sido entregadas y figuran en cada mesa para que los monitores responsables de servir el comedor tenga claro en todo momento que alergias tienen.
¿Y si tiene que tomar medicamentos?
En los campamentos debe haber una zona para el botiquín, y al menos, un responsable de ello.
Sigan las indicaciones que les den en la organización, pero lo habitual es tener que indicarlo en la ficha de inscripción que tendrá que rellenar, y luego entregar los medicamentos especificando claramente las tomas y dosis. También hay que especificar claramente en que circunstancias deben dárselo.
Nunca se debe dejar que los niños/as tengan las medicinas; las pueden perder, pueden olvidarlas en una excursión y necesitarlas, o igual de malo, dárselas a otro niño porque en casa se lo dan y éste ser alérgico.
Existen excepciones a esta regla, los asmáticos por ejemplo, conviene que tengan siempre doble inhalador y lleven uno encima además de tener otro en el botiquín (por ejemplo en una excursión).
El botiquín llevará el registro de lo que se ha dado y cuando. Para ello sirve un simple cuaderno aunque es mucho mejor hacer una tabla de medicamentos y tomas.
¿Qué pasa si se pone malo?
Pues de la misma manera que actuaríamos todos, se les lleva al médico. Si es una cuestión menor (la garganta y cuestiones gastrointestinales son las más habituales) se le aplicará dieta o medicación.
Para cuestiones más importantes y a juicio médico habría que trasladarse al hospital o centro de salud más cercano, por ejemplo, para una radiografía.
Los padres estarán informados de estas cuestiones.
¿Y si no sabe nadar?
Es muy importante indicarlo en la ficha de inscripción que seguro tendrán que rellenar, especialmente si hay algún tipo de actividad acuática (piscina, piragua, parque acuáticos, rio, lago practicable…) para tenerlo en cuenta y adoptar las medidas que sean necesarias.
De esta manera se determinará que en la piscina se quede siempre en la zona que no cubre, que en piragua vaya con algún monitor, etc.
¿Podría ser expulsado si se porta mal?
En todos los campamentos se trata de solventar los pequeños problemas de convivencia que pueden surgir en el día a día. Normalmente son “cosas de niños” y no difieren mucho de aquello problemas que se puedan plantear por ejemplo, en el colegio.
En el caso de que algún acampado no cumpliera las normas mínimas establecidas o causara problemas al funcionamiento normal del campamento, en todas las organizaciones o empresas se tiene previsto un sistema de abandono, que corre a cargo de los padres.
¿Se necesita seguro médico o de anulación?
Hay que preguntar a la organización. En la mayoría de los casos se suele tener alguna asistencia médica de la Seguridad Social próxima y no se requieren seguros adicionales.
Los seguros de anulación permiten recuperar el dinero bajo determinadas circunstancias (hospitalización propia o de un familiar directo, problemas de salud que imposibilitan la realización del campamento, etc.).
Debe hacerse en el momento de formalizar la reserva y hay que tener en cuenta las coberturas y su coste. En el caso de decidirse a contratarlo hay muchos supuestos que no suelen estar contemplados (suspensos, enfermedad menor que no requiere hospitalización etc.).
Los 6 principales beneficios y ventajas para los niños
¿Porqué es tan beneficioso para niños y adolescentes participar en un campamento? Te ofrecemos las 6 principales razones:
1. Aprenden a ser más tolerantes, a socializarse y a mejorar la convivencia
Al convivir varios días fuera de casa y salir del núcleo familiar, pasará a ser uno más del grupo. Estará atendido perfectamente, aunque ahora comparte esa atención en igualdad de condiciones con otros de su edad y de otras edades. Ya no es el rey de la casa ni el centro de atención.
También lo hacen en el colegio, pero ahora la convivencia es de 24 horas. Es por ello que le da mucha intensidad a la experiencia. No es raro ver a los niños/as llorar al despedirse al final del campamento puesto que las emociones son mayores que en otros formatos de convivencia. Casi con total seguridad, es una experiencia que no se olvida nunca.
2. Hacen nuevas amistades con las que comparten la habitación, juegos y actividades
Los niños son extraordinariamente sociables por naturaleza, hacen amgios con mucha facilidad, por lo que esta experiencia les ayudará a conocerse mejor, y vencer cualqueir timidez, miedo o bloqueo que les impida en su entorno habitual desarrollar su sociabilidad.
3. Practican habilidades sociales, aprendiendo a ocupar el tiempo libre con los demás sin depender tanto de la tecnología
Va a tener que “negociar” con sus compañeros todo tipo de cosas casi todo el tiempo. Desde elegir la cama o la parte de la tienda hasta el juego al que se va a jugar. Es decir, aprender a llegar a soluciones que sean satisfactorias para todos, a veces con la ayuda del monitor. De la misma manera que en la escuela, es una especie de «laboratorio social» donde experimentar la difícil tarea de relacionarse, compartir, convivir, respetarse y dialogar.
No hay otra forma de aprender todas estas cuestiones salvo practicándolas. En este punto dejamos una pregunta con doble perspectiva:
¿Realmente se necesita estar preparado para un campamento de verano? o más bien, ¿Es un campamento una formula muy interesante de crecimiento personal?
4. Ganan autonomía y mejoran la “mamitis/papitis”
Ya no está papá y/o mamá como referencia. En cierto modo es como empezar de cero, pues no saben las triquiñuelas que en el seno familiar para salirse con la suya.
Ahora en cambio, trata las 24 horas con otras personas que provienen de otras familias con otras formas de hacer las cosas y costumbres. Por tanto, tienen que adaptarse los unos a los otros.
5. Colaboran y trabajan en equipo
Van a aprender a ayudar a los demás, a participar de juegos y actividades divertidas, colaborando y desarrollando su creatividad a la hora de ir resolviendo los retos que les propondrán los monitores.
Todo ello en un entorno amigable, cercano a la naturaleza y divertido en el que además se están haciendo todo tipo de actividades que normalmente no se hacen en casa. Es un espacio independiente y protegido sin mayores obligaciones o normas que las que requieren el buen funcionamiento de un colectivo.
6. Ganan confianza en ellos mismos
Va a tener que hacer cosas cotidianas que, por diversos factores, muchas veces no hace (hacer la cama, ayudar a recoger la mesa, recoger la habitación, organizar la maleta, etc.).
Aunque tenga la ayuda del monitor/es, cada uno tiene que hacerse lo suyo.
Principales ventajas y beneficios para los padres
¿Tiene además ventajas para los padres enviar a nuestros hijos a un campamento? Por supuesto, aquí te explicamos cuales:
1. Dotar de experiencias para el buen desarrollo de tu hijo
¿Puede haber algo más satisfactorio para toda la familia dotarles de experiencias propias para ayudarles a crecer? ¡Cuidado! Qué va a ir creciendo rápidamente y sin darse cuenta ya no son niños.
Tenemos 2 opciones; una opción sería irles dotando paulatinamente de recursos para crecer a base de experiencias positivas para su desarrollo o, una segunda opción sería tratar de impedir estas experiencias controladas y dejar que la naturaleza siga su curso y las aprenda por sí mismo más adelante.
Posiblemente se encuentre mientras tanto con la adolescencia y a ver cómo se desenvuelve.
2. Mejorar en la sobreprotección y la “hijitis”
Confiar a los hijos a otras personas requiere una dosis de confianza y tranquilidad que también hay que practicar, sobre todo las primeras veces. De la misma forma que existe la dependencia de los hijos, también existe la de los padres hacia ellos. También los miedos son libres.
Es más, la experiencia nos demuestra que muchas veces los padres estamos más preocupados que los propios hijos. Ellos están jugando y haciendo cosas todo el día y aunque pueden llorar alguna vez al hablar por teléfono, están bien. De lo contrario, ya se habrían puesto los responsables en contacto.
No olvidemos que están en un campamento de verano y es un lujo por desgracia, que no todo el mundo se puede permitir. En definitiva, están viviendo una muy sana experiencia real de aprendizaje mediante el ocio y el juego.
3. Un tiempo para la pareja
¿Hace cuánto no se disfruta de unas vacaciones en pareja?
De no tener vacaciones también supone un respiro en el día a día y permite hacer muchas cosas que seguro hace mucho tiempo que no se hacen, pero !cuidado¡ no se suele pensar cómo se va a llenar el hueco que dejan los hijos al irse un tiempo fuera de casa. Y este es grande. Probablemente haya cierta sensación de «nido vacío».
4. Tener a los hijos ocupados
Puede que sea un motivo habitual pero, dado lo expuesto no debería ser el único. Es cierto que en verano los niños están de vacaciones y es una buena forma de que estén haciendo actividades y se desarrollen. Mucho mejor que estar en casa con la consola o sin relacionarse, por mucho que utilicemos todo tipo de juegos en casa para niños.
Pero un campamento es mucho más que un lugar donde entretener niños; es un regalo. Siempre que nos lo podamos permitir es una experiencia muy enriquecedora que no se olvida.
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